martes, 25 de octubre de 2011

MY FAVORITE THINGS


“Girls in white dresses with blue satin sashes
Snowflakes that stay on my nose and eyelashes
Silver white winters that melt into springs
These are a few of my favorite things”



Llevo toda la mañana con estas estrofas en la cabeza, de hecho no he parado de canturrear en el coche y finalmente he tenido que buscarla en la IPod, porque me moría de ganas de escucharla.

Sin duda alguna es una de las canciones más deliciosas que conozco, sobre todo por los recuerdos tan especiales que me trae. Es parte de mi infancia y espero que sea también parte de la de mis hijas.

Independientemente de que forma parte de una película tan mítica como divina, y que su melodía no puede ser más increíble, su letra es lo que hoy me lleva a reflexionar y a escribir este post.

Cosas tan sencillas como un apple strudel, o preciosos vestidos de satén pueden convertirse en verdaderas delicias para nuestra vida. En una sociedad en la que el consumismo impera por encima de cualquier cosa, dedicarle un minuto a pensar en qué cosas nos hacen realmente felices puede resultar apasionante.

El olor de Mis Gorditas después del baño, el sol en mi cara en un día frío, el primer sorbito de una coca-cola, acurrucarte bajo la mantita del sofá con un buena peli y mejor compañía, castañas asadas en una tarde de otoño, el sonido del mar… o una canción como My Favorite Things en una mañana de martes, lluviosa y con pocas expectativas.

¿¿Qué sería realmente de nuestra vida sin estas pequeñas cosas??

Feliz semana a todos

viernes, 14 de octubre de 2011

DE AMIGAS, SOFÁS Y DONUTS FONDANT





Es curioso cómo las conversaciones de amigas han ido variando, tanto en fondo como en forma, en muy poco tiempo.

Hace a penas diez años, nuestras conversaciones se producían entorno a una cerveza vespertina, casi nocturna que frecuentemente se alargaba y acababa alrededor de un gin-tonic. Ahora, la mayoría de mis charlas con amigas son entorno a un café, en un ambiente y un horario muy diferentes a los anteriores.

La temática ha variado también, vaya que si ha variado. Echo de menos profundamente esas maravillosos drama-coloquios sobre lo mal que nos trataban los hombres y sobre todo la solidaridad de todas apoyando la teoría de la afectada.

Hoy en día nuestras conversaciones giran entorno a niños, trapos, zapatos, chicas de servicio, bolsos, trabajo, la crísis y Colin Firth.

De hombres ya no hablamos. Todas tenemos marido y a estas alturas, y ya no sufrimos porque no nos llaman, no sabemos si quieren algo en serio o si en sus planes más inmediatos está comprometerse. Digamos en el plano conversacional con amigas, nuestro marido pasa a ser parte del mobiliario, es como hablar del sofá, no es emocionante! Salvo que hablemos de los maravillosos Chester que mi querida amiga C. ha comprado para su salón, entonces el mobiliario se convierte en un tema apasionante.
El tema estrella post-verano están siendo las dietas maravillosas que la mayor parte de tus amigas están haciendo o intentan hacer. Estoy ilustradísima en el método Dukan, y eso que ni me he leído el libro ni tengo la más mínima intención de hacerlo y además ilustro a las amigas que no la conocen en ella. Fases de ataque, crucero, mantenimiento, recetas, me he convertido en toda una literata al respecto, tanto que de repente me veo hablando del "aspartamo", producto que conocí hace unos días y del que jamás había oído hablar, y sus beneficios, mientras delante de mi café (y mis amigas) devoro, sin ningún tipo de remordimiento un Donut Fondant.

Por cierto, señores fabricantes de Donuts - Panrico, una queja formal : ¡¡Cada día son más pequeños!!