jueves, 19 de julio de 2012

TARDES DE SOL, PISCINA, AMIGAS Y FIERAS, MUY FIERAS



Desde que tengo uso de razón siempre he adorado los días de verano, las tardes eternas de luz, piscina y cervecita son única! Hasta el aspecto de mi piel mejora dejando atrás ese color verde cetrino que me acompaña el resto del año.

Y en esas estamos, intentando disfrutar del verano, contando las semanas que faltan para irnos de vacaciones y por supuesto también las que faltan para que vuelva a empezar el cole.
¿Qué fue de aquellas tardes en las que mi único complemento era mi protector solar y un libro para devorar en un par de días?

Ahora bajamos con silla, cesta con toallas, tres tipos de bronceador, otra bolsa con merienda y otra con manguitos, churros, corchos, pistolas de agua e instrumentos varios piscineros.  Sólo el trayecto del ascensor supone un desgaste físico y emocional de proporciones desmesuradas. Eso sí, me sigo resistiendo al carrito de la compra, el glamour está perdido pero no la dignidad!

Nada más poner un pie en el césped escucho la mítica frase: ” Mamaaaaa … me quiero bañar”, y a Mamá, a la que le apetece como una patada en la espinilla meterse en el agua, intenta retener a las fieras, cual toro sanferminero, en un acto inútil de contención. Batalla perdida, toca bañarse.

Y así paso mi primera hora de piscina, sentada en  la escalera, vigilando y al borde de la insolación ya que, entre tanta cesta y bolsa de artilugios varios, no hay sitio para el sombrero de mamá.

Sacarlos del agua es como intentar pescar un chanquete sin red, misión imposible! Ni los dedos arrugados, ni las amenazas de la socorrista (quien por cierto, al menos la nuestra se merece un monumento a la paciencia infinita), consiguen que salgan sin un enfado mediante.

Luego la guerra de pistolas, el momento no quiero eso de merienda y no me gusta este bañador  porque quiero uno de mayor, ahora quiero yo la silla (Por ahí no paso! La silla es mía, sólo mía!!), “Lucas no me deja  la pelotaaaaaaaaaa… Señor, qué barato es el cole!! Cada día estoy más convencida.

Por qué se convierten en Hulk cuando llega el verano? Será efecto de la combinación del sol y el cloro salino?

Pero pese a todo esto, mis tardes de piscina siguen siendo estupendas, no sólo porque aunque me queje a menudo de mis Fierecillas, me encanta verlas crecer sanas y felices, dar guerra y comérmelas a besos,  sino porque nada sería lo mismo sin la compañía mis vecinas, que por suerte, además, son mis amigas.

Algún día os contaré cómo es nuestra vida en nuestro ”Madrileño Wisteria Lane”.

¡¡¡FELICES TARDES DE PISCINA!!!

1 comentario:

  1. Jajajajajajajaja, que bueno todo, es la vida misma....lo del carrito, opino igual, de ninguna manera!!!! Felicidades y animo, disfruta, veras que crecen enseguida y estaremos solas en la piscina...snif, snif...

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